LOS PATIOS: UNA FIESTA ÚNICA EN ESPAÑA

MARÍA JESÚS FERNÁNDEZ • 22 de mayo de 2021

Para muchos algo desconocido, para otros algo bastante oído y para muchos algo bastante frecuentado y es que el "mayo cordobés" tiene algo especial diferente a otros meses en nuestra ciudad. 

Sus cruces, su feria, su olor a azahar y a naturaleza... Es algo que hace que las personas oriundas nos juntemos siendo un enjambre, como si de abejas se tratase, acogiendo como a uno más hasta al último turista y es que desde que fueron declarados patrimonio Inmaterial de la Humanidad, sobre todo, es una cita obligada para muchas personas que vienen desde fuera de Córdoba y, por supuesto, para los cordobeses porque es una festividad única de la que tenemos que sentirnos orgullosos. 

En este año tan atípico, CÓRDOBA TV ha salido por uno de los barrios más transitados por esta fiesta, el Alcázar Viejo, y, aunque haciéndose hueco entre la multitud expectante y ansiosa por entrar a verlos, ha hablado con los propietarios de los patios Martín de Roa 7 y Martín de Roa 2. 

Entre sus 800 plantas, destacando muy especialmente la flor de la gamba que es originaria de Brasil y que lleva vistos 50 festivales de patios y una alta bugambilla de 4 metros que lleva vistos 7, nos encontramos a Juan Collado. Este caballero de pies a cabeza luce igual que la flor más típica de su patio y es que con sus 77 años Juan confirma con orgullo y satisfacción que se sube a lo alto de la escalera todos los días a las 6:30 porque "tengo que pintar la casa completa y la pinto yo con brocha" y añade que las plantas las cuida él pese a las 3 horas diarias de riego que supone. 

Mientras mira satisfecho su trabajo con una gran sonrisa que se esconde detrás de una mascarilla pero se nota perfectamente por los ojos achinados, Juan continúa diciéndonos que la mención de honor recibida este año supone para él "que reconozcan tu labor y que tu patio sea el más bonito de este año" y asiente que "eso a mí me satisface mucho". Pero, sin duda, lo que más le llena y emociona es ver cómo al público le gusta y se lo dice, porque como bien él asegura: "el público es el que manda". Además, con añoranza y entre latas de conserva pintadas por él mismo,  explica que cuando el patio lo tenía su abuela "no había dinero para comprar tiestos y eran todo latas y se criaban muy bien porque el óxido que suelta la lata lo coge la planta y la planta lo vive". 

Continuamos nuestro paseo bajo el sol asfixiante que ya empieza a apoderarse de Córdoba y llegamos al n° 2 de la misma calle. Allí nos saluda primero un pájaro hecho de lata procedente de Almania que se esconde en una de las 166 plantas que hay. Un poco más adelante a la derecha, en su peculiar rincón de los helechos, con un trozo de muralla almohade del año 1200 al fondo "que cada seis u ocho meses también nos da su trabajo, se cepilla y se le da un tratamiento a base de agua de cal", nos atiende Araceli Campos, su propietaria, sentada en una silla de las de siempre. Araceli es una apasionada de las flores, tanto que admite que aunque sus nietos la ayuden "las plantas se acostumbran a unas manos" y no deja su cuidado en otras manos tan fácilmente. Nos cuenta que "ahora en primavera es cuando más trabajo les dedico porque es cuando más flor hay y la planta tira la flor vieja, echa una nueva y tienes que estar constantemente barriendo el suelo y a la propia planta quitándole los cabitos de la flor que se ha muerto para que le salgan más y también abonándolas mucho más, cada quince días". Además, Araceli declara que "mi familia nunca participó en concursos de patios, pero sí teníamos la casa siempre con muchas flores en el patio" y que "hemos tenido muchísimo cuidado con todos los detalles. El pozo, por ejemplo, es un pozo árabe de barro echo a mano", aunque no es el original porque perdió el brocal y decidieron hacerlo de nuevo. Con el peculiar suelo, Araceli afirma que "no hemos puesto losa, que es muchísimo más fácil de limpiar y más barato. Nosotros hemos puesto pavimento de chino cordobés, que es el auténtico de Córdoba". 

Tras haber mantenido esta interesante conversación, a la que añade que es cierto que a la ciudad le hace falta el turismo para vivir, pero que "si el próximo año ya es normal, en mi patio no entran más de ocho personas" porque las plantas y el patio en general lo sufre, cogemos nuestro equipo y nos marchamos, pero no sin antes comprar una de las miniaturas de macetero pintada de color añil a mano por ella misma y que vende como recuerdo para los visitantes, quienes le preguntaban por el tono de color del patio. 

CÓRDOBA TV se despide así de estos patios atípicos y que han supuesto una readaptación para todas las personas, esperando que cuando pasen 365 días estemos viviéndolos como nos gusta.